Te sientes herida… te duele. Sabes que hay algo que no es justo, pero cuesta identificar el qué. Dentro de ti crece una lucha contra la velocidad a la que va todo a tu alrededor. Todo y todos parecen encajar y saber qué hacer en cada momento. Pero tú y yo los observamos desde una nube de desubique total y absoluto. ¿Cómo lo hacen? No son mejores que nosotras, no lo han tenido más fácil… o igual sí. La vida es estresante y viene con sus propios dramas. Y tú no eres menos… ni ellas son más.
¿Por qué me duele, entonces? ¿Qué es lo que ocurre dentro de mí? Mi vida es un torbellino de circunstancias desafortunadas que no tienen sentido y no lo van a tener nunca. Además, me toca no molestar a la sociedad. Que si cambio de humor, que si necesito descansar más porque estoy con el periodo, que si tengo esta infección y luego la otra, que si me quedo embarazada y la empresa va a tener que buscar a otra persona para que me sustituya, que si no rindo igual cuando estoy embarazada… y encima llego a casa y tengo que seguir haciendo mil cosas. Me dicen: cuídate, dedícate tu tiempo. Pero nunca sé ni cuándo ni cómo. Y siempre tengo la sensación de ser una carga, de que no soy suficiente.
Y así mil y millones de cosas que se derivan de ser mujer. No es fácil ser mujer. Sí… “el empoderamiento de la mujer” y mientras tanto parece que solo conseguimos ganar más y más estrés. Tiene que parecer que soy una mujer libre, la sociedad me dice que para ello tengo que ser capaz de ignorar todas esas cosas que me ocurren, hacer como si no existieran y seguir hacia adelante hasta que… ¿hasta qué punto? ¿Cuánto se me exige para parecer una mujer empoderada y exitosa? ¿Por qué hacer todo eso? ¿Qué quiero yo? ¿Qué soy yo?
Querida lectora, tú eres la más perfecta armonía que se encuentra en esta tierra. No te ocurre nada raro, solo estás viendo la realidad. Ser mujer cuesta y más en este tiempo en el que, sí, tenemos más derechos, pero se nos exige por ello actuar en contra de nuestra voluntad. Qué digan lo que quieran, no tienes por qué abortar. Eres tú la que decides sobre tu cuerpo y tu futuro. ¿Acaso son ellos los que van a lidiar con las consecuencias? No. Ellos no saben lo que deseas en el fondo y aunque lo supieran no lo respetarán. Y eso no es quererte, es manipularte. Que no nos engañen.
Hoy quiero decirte, que no es tu culpa ser mujer y si sigues conmigo en este camino acabarás descubriendo la belleza contenida en tu feminidad. Ven a descubrir el precioso mundo que llevas dentro y vamos a gestionarlo juntas. Ellos te ven así, pero eso no te determina, tú eres tú, no lo que otros quieren que seas. Si les gusta bien y sino también.